Marcia Mejía cayó en un terrible estado de depresión. Tras la muerte de su hijo mayor, la angustia, desesperación se apoderaron de ella que no podía controlar, aparte de esto los problemas económicos que tenía la
arropaba aun más.
Marcia había hipotecado la casa para así conseguir
dinero para la enfermedad de su hijo mayor, hizo todo lo que pudo a tal punto
que se vio enredada con las deudas.
El sufrimiento de perder a su hijo y pensar en las
deudas que quedaban de los cuales no contaba con recursos para cumplir hizo que
Marcia cayera en depresión lo que le hizo aislarse, no hablar y encerrarse en
su habitación.
Sus familiares hacían de todo para que ella se
recuperara, sus dos hijas menores trataban de estar a su lado siempre y
darle apoyo aun en su dolor de haber perdido a su hermano.
Su cambio fue tan drástico que era irreconocible a la
vista de todos, era difícil recordar a la Marcia de antes, aquella mujer fuerte,
luchadora, trabajadora. El fallecimiento de su hijo la conllevo a un estado de agonía.
Es difícil perder a un ser querido y más aún tratándose
de un hijo, a alguien que llevaste nueve (9) meses dentro de ti, al que cuidaste
aun estando en el vientre, y al que cargaste por tanto tiempo y que ya de
momento no este.
El desconsuelo que sentía esta madre pudo más que sus deseos de vivir, así que un día aprovecho la ausencia de sus hijas y de otros familiares y tomo la peor decisión que le llego a la cabeza, "quitarse la vida".
Pensó que suicidándose se libraría de sus penas, la depresión
y de la escasa economía que presentaba, así que tomo una sabana y la sujeto a
unos barrotes de su habitación y se ahorco.
Pero no todo quedo ahí, aquella escena quedo plasmada en las mentes de sus dos hijas, al encontrar a su madre sin vida, el dolor fue inmenso, la desesperación se apodero de ellas, sus expresiones de dolor lo decían todo. ! Mami nos abandonaste!,
!Dios
te olvidaste de nosotras!, !porque nos haces esto! !te llevaste a mi hermano
en tan poco tiempo a mi mama también! fueron tantas de las frases que
dentro de sus llantos vociferaban.
Marcia pensó que tomando esta decisión solucionaba
todo, pero en lo que no pensó fue en el dolor y el desamparo que sentirían sus
hijas.
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